Más de quince años de voluntariado en Nueva Acrópolis me han enseñado que servir no solo transforma a quienes reciben la ayuda, sino también —y de manera más profunda— a quienes la ofrecen. A través de la acción filosófica, he comprendido que el voluntariado es una escuela de vida donde se cultiva el carácter, se ejercita la empatía y se aprende a liderar desde el ejemplo.

En estos años, he tenido la oportunidad de participar en actividades sociales, educativas y culturales que han fortalecido mi visión de comunidad: campañas solidarias, jornadas de formación, programas de liderazgo juvenil y proyectos de acompañamiento a poblaciones vulnerables. Cada acción, por pequeña que parezca, ha sido una oportunidad para practicar la filosofía como arte de vivir y para convertir el ideal de servicio en una realidad concreta.

Este camino de voluntariado ha sido la base sobre la cual he construido mi desarrollo profesional y humano.
Gracias a esta experiencia, hoy puedo aplicar los mismos principios en mi labor con organizaciones nacionales e internacionales, promoviendo la formación de equipos, el empoderamiento comunitario y la gestión de proyectos con impacto social. Desde el trabajo con jóvenes rurales, instituciones educativas y actores locales, hasta la colaboración con organismos internacionales, he confirmado que los valores que aprendí sirviendo siguen siendo los mismos que guían mi trabajo: humanismo, responsabilidad y cooperación.

En un país que necesita más puentes que muros, más acción consciente que discurso, el voluntariado se convierte en una herramienta esencial para reconstruir el tejido social y despertar el sentido de propósito en las nuevas generaciones.
Integrar filosofía, cultura y acción ha sido para mí una forma de conectar el ideal con la práctica, la reflexión con el territorio, y la esperanza con el trabajo cotidiano.

“El voluntariado no termina donde empieza el empleo; al contrario, es su raíz más profunda.
Cuando el servicio se convierte en vocación, la transformación deja de ser un sueño y se vuelve destino compartido.”