A lo largo de mi trayectoria he tenido la oportunidad de acompañar procesos de formación y fortalecimiento económicoen comunidades rurales y urbanas de Honduras, facilitando espacios donde jóvenes y emprendedores descubren su potencial y transforman sus ideas en oportunidades reales.

Trabajar con programas como “Soy Emprendedor” de Catholic Relief Services (CRS) me ha permitido experimentar de primera mano cómo las metodologías de desarrollo económico local —cuando se aplican con enfoque humano y participativo— se convierten en motores de transformación sostenible. Cada módulo, cada dinámica y cada grupo de participantes representa un microcosmos de cambio: personas que se empoderan, equipos que se consolidan y comunidades que avanzan.

En mi experiencia, el éxito de estas metodologías no depende únicamente del contenido técnico, sino de la forma en que se viven y se facilitan. Empoderar a un equipo implica mucho más que capacitar; significa crear confianza, estimular la creatividad, y fomentar una mentalidad emprendedora que reconozca tanto el valor económico como el social de cada iniciativa.

He trabajado con diversas herramientas de desarrollo económico, desde metodologías de emprendimiento juvenil, diagnósticos comunitarios y planes de negocio participativos, hasta procesos de innovación rural y economía solidaria. En cada una de ellas, he visto cómo el aprendizaje cobra sentido cuando se vincula con la realidad del territorio, con las aspiraciones de la gente y con una visión integral del desarrollo.

Esta experiencia ha reforzado mi convicción de que el desarrollo económico sostenible nace del empoderamiento humano.
Cuando formamos personas capaces de analizar su entorno, identificar oportunidades y actuar con propósito, no solo impulsamos emprendedores: formamos agentes de cambio.

El conocimiento metodológico, cuando se comparte con empatía y propósito, deja de ser una herramienta y se convierte en una experiencia transformadora. Y en cada grupo que acompaño, confirmo que enseñar también es aprender, y que cada proyecto es una oportunidad para seguir construyendo futuro desde la acción colectiva.

“Empoderar equipos no es transferir conocimiento, es despertar capacidades que ya existen, y guiarlas hacia un propósito común.”